En estos días, Adriel Favela está promocionando Solo Muere si Se Olvida Deluxe, un álbum de 12 temas que originalmente fue lanzado como Ep.
Evidentemente el éxito de este proyecto fue tal que ha podido expandirse.
Este joven que asegura estar “viviendo el sueño tal como lo imaginé” se sentó a platicar para monitorLATINO y esto es lo que nos contó.
Adriel, has decidido incursionar en este estilo tan nuestro, el mariachi…
Sí, es un género al que le tengo mucho respecto.
¿A ti te gusta experimentar con los diferentes subgéneros del regional mexicano?
Más que nada han sido facetas y también es poner mi granito de arena para que crezca el género. Con los corridos tuve un trabajo arduo de más de 9 años, pero es un ambiente muy denso y yo era de los que vivían lo que cantaba. Dejé el high school y me fui a Culiacán, que es donde todo el mundo quería estar, y viví el mundo de los corridos.
Ahora ya no vivo eso, soy honesto con lo que vivo el día a día y me veo a futuro formando una familia y haciendo música diferente, que sume al mundo.
¿Por qué hiciste primero un Ep?
Todo empezó tan orgánicamente que no pensaba hacer un álbum. Lo que quería era llevar al público a lo más íntimo de mi vida. A la vida de un niño en un pueblo de Sonora, donde veía en los 3 canales de la televisión películas de Vicente Fernández, Pedro Infante, Jorge Negrete, que involucraba al mariachi. Ahí nació la ilusión de llegar a ser como esas personas.
Además no me extrañan mucho en el corrido porque ahorita mis colegas la están rompiendo bien duro y eso a mí me emociona muchísimo.
En tu incursión al mariachi hay un poco de country. ¿Entonces es fusión?
En todos los géneros en los que he puesto mi granito de arena he tratado de ser muy honesto conmigo mismo y mi esencia, y más miedo que nunca, porque es algo que se debe hacer con muchísimo respeto ante el género y ante el público.
Tienes un gran equipo detrás: Daniel Valenzuela, Kiko Cibrián, Marco Ramírez, además de compositores reconocidos. Y en esta versión Deluxe agregaste duetos con El Duelo, El Yaki y Leonardo Aguilar.
Estoy emocionado de poder aprender de ellos, sentarme a platicar con gente que admiro desde hace tiempo. Esto es lo que a uno le llena el alma.
Trabajaste en Sonic Ranch.
Sí esa fue idea de Jay de la Cueva. Un día le escribí y llegó al Airbnb donde estaba quedándome y me dijo: “uno de los lugares mas impresionantes y donde me he sentido más libre es Sonic Ranch” y otro amigo también me había comentado lo mismo y pensé: “tengo que grabar ahí”.
Me acuerdo que a principios de este siglo se decía que el mariachi se iba a acabar por falta de intérpretes, y ahora está tomando nuevo impulso.
Yo creo que como todo, son momentos. Es muy bonito el momento que estamos viviendo actualmente con el mexicano, yo digo que regional mexicano es lo de antes, hoy es género mexicano, porque estamos representando diferentes áreas y todas suman; y el mariachi no es la excepción.
Quizá el que estaba siendo de gente mayor es un factor por el que estábamos dejando ir al género. Pero Nodal llegó fuertísimo, con una voz impresionante y un estilo que los jóvenes pudimos entender. Ahora están los Aguilar y otros más que lo están haciendo de una forma muy agradable para el oído de todos los jóvenes y eso es clave.
Es lo mismo que yo estoy tratando de hacer, salvar esta música tan bonita que nos representa.
A los mexicanos nos pasa que parece que ahí vamos y vamos y de pronto no consolidamos. En el regional siento que tanta fiesta puede acabar con el esfuerzo. ¿Tú lo crees así?
Lo importante es ver la evolución del género, que sí está inclinado a la fiesta, las drogas, el alcohol, pero existe en todo el mundo.
Tú eres joven, pero ya tienes 10 años de carrera. Además el éxito te llegó rápido. ¿Qué opinas de eso?
Han sido etapas muy bonitas y la gente ha crecido conmigo. La verdad es que de la generación de la que yo vengo había muchas microcompañías disqueras que mataban el sueño y no permitían que los talentos llegaran a consolidarse. Yo fui uno de los que logró salvarse. Esto es también de perseverancia.
O sea que te ves a largo plazo.
Ah, n’ombre, hasta que las llantitas se gasten, como dicen por ahí.
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