La banda de Monterrey presentó un nuevo y largo álbum, producto del trabajo que hicieron durante la pandemia. De eso nos habló su vocalista.
Pese a un turbulento confinamiento pandémico y un periodo de incertidumbre, la producción de esta banda regiomontana no paró y continuaron componiendo a manera de catarsis. El resultado es Caminando en Fuego, un octavo y largo álbum que recopila 20 temas a dueto con diversas voces y amigos como Marcos Mares, Kurt, Miguel Inzunza y la colombiana Pitizion. Ya disponible en plataformas y con nuevos shows en puerta en Monterrey y la Ciudad de México –además de un formato físico– Mauricio Sánchez, vocalista de la banda, relata la manera en que sortearon estas desventuras y cómo avizoran el panorama y la industria musical bajo mejores expectativas.
¿Por qué eligieron esta modalidad de duetos y por qué precisamente estos artistas?
Fue una decisión pandémica al 100%. Como no había conciertos y no sabíamos si se iba a acabar el mundo, decidimos hacer lo que mejor sabemos: meternos al estudio y grabar un disco en lo que veíamos qué pasaba. Planeamos irnos a componer a la Ciudad de México con nuestros amigos. Nacho y yo estuvimos 12 días y compusimos una canción en la mañana y otra en la tarde. No fue un disco de colaboraciones, ya que estábamos ahí fluyó de una manera increíble. Decidimos que definitivamente fuera un disco de 10 a 12 temas. Entonces, empezamos a grabar el álbum y a invitar a los artistas a Monterrey. Todos estaban “desbalagados”, agarraron un vuelo y acabando echamos carne asada y convivimos, nos divertimos. Tardamos 2 o 3 meses en hacerlo para que todo se acomodara y se fue a mezclar con Adrián Treviño y Javier Garza. Ahorita estamos con Movic Records –que es nuestra compañía disquera– definiendo el futuro. Sacamos todo el álbum mediante una canción diaria, que fue algo muy padre. En un inicio no era el plan, pero como se acomodaron las cosas quedó así, tener una canción nueva por un día. Todas las que lo conforman las amamos y nos encantan.
Es muy peculiar el título de Caminando en Fuego, ¿te sientes todavía así?
Sí, parte de todos nuestros álbumes tienen portadas o un título con una referencia a un medio de transporte. Siempre ha habido una combi, una bicicleta, unas vías del tren, un globo aerostático. Este elemento es una canción con Nicole Horts, un tema que habla de algo especial. El título nos gustó para ponérselo al álbum porque en todo el planeta estábamos pasando por momentos difíciles y “caminar en fuego” significa valentía. Y eso se transportó a la imagen de un barco que se está quemando, hay quienes creen que es una connotación negativa, pero fue como echar toda la carne al asador. Alejandro Urquidi, el diseñador, decía que cuando Carlomagno (sic) estaba conquistando tierras y transportándose a otro lugar con todo el ejército, llegaba a la costa con el propósito de tener un ritual de quemar sus propios barcos y decir: “aquí nos quedamos, vamos a conquistar esto”. Nosotros en pandemia teníamos una gran incertidumbre y decidimos ir por todo y así también quemamos el barco.
Ustedes dicen que la pandemia los volvió más creativos, reflexivos, fue dura incluso para la salud mental, no solo para lo obvio. ¿Tú cómo te sientes al respecto ahora?
Nos sentimos un poco invencibles. Hubo personas que no pasaron, que les fue mal o fallecieron, como artistas acá en Monterrey. Creo que la comunidad artística se vio más retada como negocio si vives de esto, no la restaurantera, que todavía podía mandar comida a domicilio. En cambio, nosotros no podíamos mandarte un concierto. Nos pusimos manos a la obra y decidimos manejar esa incertidumbre. Estamos felices de mostrarlo ahora al público.
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