Muchas canciones se basan en el 1, 4, 5, 6 y menor, de hecho, son los principios de la escritura armónica, pero cuando se eligen acordes, siempre se debe ser consciente de la emoción que esas progresiones de acordes están llevando.
La personalidad de la canción siempre se refleja en el movimiento armónico. La decisión de pasar a un nuevo acorde, agrega en un acorde prestado, o para cambiar los acordes más o menos, todo puede provenir de una decisión de cambiar o crear un estado de ánimo.
Dedica algún tiempo a describir la sensación que se tiene cuando se escucha la progresión armónica de su canción por sí mismo.
Grábate y toca un instrumento, sin la melodía y sin la lírica. Toma nota de donde se siente el cambio de estado de ánimo, y observe el acorde responsable de cambiar ese estado de ánimo.
Busca como se complementan las melodías con los acordes, considera más, cómo los acordes están sirviendo su mensaje lírico, para expresar lo que eres como un artista.
Los profesionales aconsejan transcribir una canción nueva cada día. Toca junto con tu canción favorita en tu instrumento, si es posible. Utiliza los acordes de una canción que te gusta y escribe tu propia melodía en la parte superior.
Reorganiza los acordes de una canción que te gusta y úsalos para escribir una nueva canción, de esos acordes que aprendas ahora manipúlalos a tu gusto.
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