La música se está moviendo en diversas direcciones, y una de ellas es el pop punk.
Estas semanas, dos periódicos mexicanos señalan que a pesar de lo que parece, el año pasado fue mejor para el pop que para el urbano a nivel mundial.
Si se revisan los datos de IFPI, la Federación Internacional de la Industria Fonográfica, las listas anuales de las plataformas digitales que miden el comportamiento de la música a nivel mundial o las listas de la industria de la música grabada, estos diarios tienen razón.
Es cierto que Bad Bunny tuvo una presencia preponderante en todo el mundo, pero los grandes vendedores de discos fueron de nuevo los artistas de pop anglo: Adele, Justin Bieber, Taylor Swift, Dua Lipa.
Pero incluso aquí hay que señalar que la máxima estrella en todo el mundo fue Olivia Rodrigo con su disco debut SOUR. Un álbum que suena más a happy punk que a pop, tanto que ha sido acusada de copiar a Green Day.
Este es un dato por demás interesante cuando se sabe que en estos días Avril Lavigne ha lanzado disco, que el regreso de Blink 182 es inminente o que acaba de anunciarse un festival en Las Vegas dedicado al emo, el pop punk y el rock alternativo llamado “When We Were Young”.
Y no olvidemos a Machine Gun Kelly, el rapero estadounidense que hace lo mismo reggaetón que pop punk en una sola canción.
Habrá quien diga que esto pasa en Estados Unidos o en Europa, pero no es así.
La música latina se inclina hacia el pop punk
Quizá todavía no resulte tan claro, pero en América Latina también está habiendo un coqueteo con el happy punk o pop punk, como se le quiera llamar.
¿Resulta extraño, si no es que increíble? Sí. Y sin embargo está sucediendo.
- Comencemos por el propio Bad Bunny, que debe tener un pasado rockero al haber sido skater. En algunas ocasiones ha introducido elementos de rock en sus canciones, pero llama la atención “Yo visto así”, incluida en su álbum El Último Tour del Mundo, del 2020. Desde el bajo del inicio y la entrada de la batería parece que estuviéramos escuchando una canción de Blink 182, a pesar del vocoder típico del urbano.
- Otra canción de Bad Bunny en esta veta es “Tenemos que hablar”. Aunque ahí domina el trap, hay guiños fuertes al pop punk.
- Danny Ocean también se ha acercado al pop punk en su sencillo “Rubia sol morena V2”. La instrumentación está basada en el ritmo acelerado de la batería y el bajo y el interludio explota con el sonido de la guitarra.
- Está también Aloisio, el cantante venezolano que en su más reciente sencillo, “Diabla o santa” canta con la cadencia del reggaetón, pero con una instrumentación 100% pop punk.
- Pero quizá el ejemplo más claro es “Mató mi corazón” de Piso 21, que incluso comienza con acordes salidos de “Adam’s song” de Blink 182. El resto se mantiene en ese tenor, a excepción de la voz.
Hay que señalar que la mezcla resulta por demás interesante. Sin perder el ritmo bailable, dan frescura y un filo diferente al género urbano.
¿Estos son ejemplos pasajeros o muestran una tendencia que veremos desarrollarse este año y el próximo?
Es imposible saberlo con certeza, pero si se analiza la historia de la música popular durante el siglo pasado, el enojo juvenil y el baile siempre se han ido alternando. Lo cierto es que algo está sucediendo.
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