La industria musical era muy poderosa hasta que la aparición de Napster, un servicio para compartir archivos en el que era posible descargar música sin ninguna compensación para los autores, provocó una reestructura generalizada.
Hoy queda poco de la industria musical del siglo XX y la tecnología tiene todo que ver. Hoy en día los músicos ya no dependen exclusivamente de que un ejecutivo de discográfica les seleccione o de que una estación de radio reproduzca sus canciones.
Si bien, sigue siendo importante que el radio reproduzca las canciones de un artista y el cobijo de un sello discográfico, la verdad es que la democratización de los recursos de producción y distribución permite que cualquiera con la voluntad de hacerlo componga y publique música.
Esta música se sube a las principales plataformas musicales y es reproducida en todo el mundo. Plataformas como:
- Spotify.
- Tidal.
- Apple Music.
- Google Music.
- Deezer.
- Napster (Que ahora es 100% legal)
- Youtube.
Aunque cada usuario puede subir su música individualmente, lo más recomendable es contar con un distribuidor, su papel es sencillo, revisar que tus canciones tengan la calidad de grabación necesaria y ocuparse de monitorear su progreso.
Lo más importante es que muchas personas escuchen tu música urbana y para ello hay herramientas que te dan reportes detallados de su desempeño para que puedas modificar tu estrategia conforme sea necesario.
En un mundo en el que cualquiera hace contenido eso ya no es lo difícil, lo difícil es destacar y jalar una base de seguidores tan grande que tu música llame la atención de las discográficas.
Tener una carrera construida te da bases para negociar las mejores condiciones.
Lo más importante que debes considerar al distribuir tu música urbana es que cada track es un aprendizaje y una forma de pulir tu talento, persiste y mide tus avances.
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